Subrayando Obras Literarias: FILOSOFIA DE LA VIDA ARTISTICA / SAMUEL RAMOS.


PROYECCIÓN SENTIMENTAL EN EL ARTE (Pág. 50)

El fenómeno de la proyección sentimental (einfühlung) no es un proceso psíquico específicamente estético, pero tiene una aplicación  sobresaliente en el arte en cuyo dominio fue descubierto. La proyección sentimental es solo la consecuencia de nuestra actividad aperceptiva. Todo objeto sensible existe para mí como resultante de los datos sensibles y los de mi actividad aperceptiva. De esta suerte soy capaz de introducir, por ejemplo, en la percepción de un objeto físico, un sentimiento que no corresponde a su naturaleza. Puedo sentir la serenidad de una línea ondulante, la gracia de un arabesco cuando en realidad tales sentimientos los proyectos inconscientemente en las figuras. Es este proceso el que le da vida y animación en el arte, a los objetos inertes; por él se explica también el fenómeno de la antropomorfizacion.

Es indudable pues que la proyección sentimental se relaciona con ese fenómeno de la simpatía que desde Plotino es considerado como el camino de la percepción de la belleza,. En este sentido el filósofo griego es el precursor de la doctrina de la proyección sentimental. Su desarrollo se inició en el Romanticismo, pero no recibió cuño científico sino después por filósofos como Lotze, F. Vischer, R. Vischer,Valket, Groos, Seebek y finalmente Lipps. La palabra alemana “einfühlung” con que se designa este fenómeno fue introducida por Robert Vischer en un escrito sobre sentimiento óptico de la forma.

Es ya casi del dominio común la noción de que el artista selecciona su objeto por un impulso de simpatía que se confunde con la intuición estética. Es Plotino el primero que expresa filosóficamente esta idea. La belleza en los cuerpos es un cierto algo que se hace sensible al primer golpe; el alma habla sin mas de ello como de cosa conocida y cuando lo reconoce explícitamente lo acoge en si misma y, en cierta manera, con ello armoniza.

LA ABSTRACCION EN EL ARTE (Pág. 53).

Por medio de la abstracción el hombre logra aprehender y fijar en la representación, ciertos valores absolutos y permanentes que calman su inquietud
Y le dan un sentimiento de placer. La más alta abstracción está representada por las formas geométricas puras. Riegl las compara a las formas de cristalización de la materia inorgánica.

Se ha expresado la idea sugestiva de que el estilo geométrico del arte, proviene de una reminiscencia de esas formas de cristalización que se conservan en la mente del hombre a causa de sus relaciones filogenéticas con el mundo material.

La actividad del artista oscila entre dos extremos igualmente peligrosos, la aproximación a la realidad o su alejamiento de ella. Ya sea que prefiera uno u otro debe mantener muy clara su conciencia de las fronteras, porque si las rebasa acabara por negar el arte en cualquiera de los dos sentidos. Si se aproxima demasiado, como por ejemplo en la imitación servil, el arte se confunde con la realidad y se disuelve en ella. Es decir deja de ser arte. Si por el contrario el impulso de abstracción lo lleva demasiado lejos, hasta perder todo contacto con lo real, el arte se deshumaniza y se convierte en cosa muerta, carente de sentido. La creación artística dirigida en cualquiera de los dos sentidos o hacia el realismo o hacia la abstracción debe mantener un punto de equilibrio para que pueda conservar el carácter que le es propio. Si el arte es algo distinto de la vid no puede de ninguna manera existir sin ella.

BALLET (Pág. 131)
La supremacía actual de la danza entre los espectadores artísticos tiene una sencilla razón psicología: produce en el espectador puro goce estético. Cabria preguntarse si la emoción producida por otro arte como el drama  es goce o bien algo diferente. La respuesta seria que el atractivo del drama no es el goce, sino la excitación de sentimientos y pasiones que provoca. Sentimientos y razones que no difieren  de lo que produce o debiera producir la vida si las convenciones sociales no lo impidieran. Así que, mediante el drama, el individuo ni se distrae de la vida; al contrario, se procura una más intensa de la que en realidad tiene. Vive los sentimientos  dramáticos con el tono afectivo que le corresponde cuando son verdaderos; placer, dolor, angustia, esperanza… luego estos sentimientos no son puramente artísticos, porque puede darlos también la vida. El único sentimiento que la vida no puede dar es el goce estético, y la danza es el arte que puede procurarlo.

Sin embargo, una obra dramática proporciona, a veces, un goce cuando la escena retrocede en la historia o tiene su asunto en el simbolismo del mito o la leyenda. Lo importante para que haya goce es alejarnos de la existencia verdadera y cambiar sus condiciones; requisito que la danza realiza necesariamente por su naturaleza. Cualquiera que sea la idealidad de los conflictos dramáticos  siempre tiene que manifestarse en formas; parecidas a la acción práctica habitual. Mientras que siendo ideal el contenido de la danza, su expresión toma formas enteramente diversas de la acción cotidiana. Esto no significa que la danza está hecha de artificio. Para que haya emoción estética es forzoso que la fantasía, por mas irreal que sea, nos dé la impresión de un mundo posible dentro de las condiciones humanas. Cuando el arte traspasa este límite de verosimilitud, su influencia en nuestra sensibilidad se acaba. La danza no consentiría su extremo idealismo sino fuera por la intervención del cuerpo humano en la expresión coreográfica. La danza tiene la fantasía de un cuento de hadas; pero no sería tan intensa nuestra complacencia si no viéramos a este nuevo mundo encarnado en seres vivos. El cuerpo del bailarín nos está diciendo que por más ideal que sea el sentido de la Danza tiene que materializarse en las formas humanas.

Cuando presenciamos un baile, el cuerpo humano cambia para nosotros de significado. Deja de ser una máquina para convertirse en un lenguaje de formas y de ritmos. Lo curioso de la danza es que los extraños movimientos del cuerpo no parecen artificiales; sentimos que brotan de un impulso natural. La alegría del bailarín, se comunica a los espectadores, es la alegría de una liberación. Liberación del cuerpo del mecanismo de trabajo, para recrease en una acción espontanea. Reaparece el hombre libre, después de romper con la actividad corpórea útil que ha mecanizado los movimientos.

El bailarín no crea un hombre nuevo. Sencillamente arranca al hombre la máscara con que la vida social lo desfigura y muestra un ser primitivo. Experimentamos un gran deleite en ver suelto a ese Adán que en todos  se resuelve furiosamente por ser. Hay en cada uno de los movimientos del bailarín una rebelión que arrastra todas nuestras simpatías.


Creo que la pureza artística puede obtenerse sin salir de lo humano. La danza es un modelo de esta pureza porque concilia, en una imperfecta unidad, dos tendencias aparentemente contradictorias: la menor realidad con la mayor “naturalidad” posible. Disfrazada de fantasía la danza rescata por un momento al hombre natural que yace enterrado bajo una espesa costra de civilización.