CONTRASTE: UNA VISITA AL HOYO DEL PELEMPITO Y A BAHIA DE LAS AGUILAS (Opinión del Sur. 2004).



Por Marcial Báez
           
Aceptar una invitación para visitar Bahía de las Aguilas y el Hoyo del Pelempito en la provincia de Pedernales, de parte de Wascar De Peña me ha dado la oportunidad de conocer una vez más la grandeza de Dios en la naturaleza...Dios también está ahí.
Nos dirigimos al Sur Profundo junto a Gloria (Mendoza) de De Peña y la Dra. Yahila De Peña, animados eso sí, por una música selecta de la discoteca personal de nuestro anfitrión, donde lo regional e internacional se escuchaban con un equilibrio de selección digno de un programador radial.
Volver a disfrutar de la belleza del paisaje de las costas de Barahona, descubrir la aridez, la soledad de estas provincias olvidadas por todos a través de nuestra historia iba despertando cada vez más en mí la sensibilidad de penetrar en esas almas dejadas al abandono.
Wascar De Peña tuvo la genial idea de irnos concientizando sobre esta impresionante visita, ya que conocedor de la geografía nacional tenía asimilado cada espacio y cronometrado el tiempo de ida y vuelta con una exactitud asombrosa, pues la publicidad ofertada por la Secretaría del Medio Ambiente sobre el Hoyo del Pelempito no era lo que verdaderamente existía y habría que publicitar... el CONTRASTE que observaríamos a nuestra llegada porque que no encontramos ni un avecilla, ni una mosca, ni una animal que interrumpiera nuestras observaciones...ni siquiera un personal atendiendo las instalaciones en donde terminaría la meta; al visitante se le deja solo a su suerte; el desplegable en cuestión se convierte en una carta negativa que fomentaría un bloqueo y una desilusión a los visitantes. Nuestra inquietud se coronó con una panorámica maravillosa, difícil de explicar, desdoblándonos para disfrutar de esta creatividad cristina donde sentiremos la presencia Dios en esta desolación contrastante con el lugar que le circunda: agreste, caluroso, deshabitado... y como la temperatura va tornándose fresca a medida que nos adentramos, entre pinares, a la tierra prometida.
Esto sin lugar a dudas es majestuoso y nos preguntábamos si estábamos en nuestro país; ¡cuanta belleza virgen! , ignorada  hasta por sus propios habitantes; sobre todo por las autoridades donde no han podido colocar avisos y letreros en la autopista señalando el camino a seguir para llegar a este tesoro escondido. 
Una breve visita a la ciudad de Pedernales nos hizo reflexionar sobre la situación de las provincias de la frontera y nos  remitimos al Artículo 7 de la Constitución de la República: Es de supremo y permanente interés nacional el desarrollo económico y social del territorio de la república a lo largo de la línea fronteriza, así como la difusión en el mismo de la cultura y la tradición religiosa del pueblo dominicano...quiénes vendrán en su ayuda? El Chapulín Colorado...soñemos Pilarín. Con expresarles que la puerta que nos permite el acceso al vecino país, Haití, es una soga...ni más ni menos.
 Al arribar a Bahía de las Aguilas nos encontramos con una gran  roca erosionada formando cuevas, cuya belleza natural no se puede apreciar en toda su magnitud por las construcciones inadecuadas que han hecho sus moradores; pero a pesar de los inconvenientes, la deslumbrante imagen que nos brinda esta creación la vamos viviendo
en el recorrido en bote a lo largo de la costa rocosa hasta llegar a la playa de blanca arena y cristalinas aguas...un espectáculo inigualable; que es la más hermosa cosa del mundo.
Las vivencias experimentadas al visitar estas Catedrales de la  Naturaleza; me embriagó de espiritualidad, mi cuerpo se tornó pequeño, pequeñito y mi alma del tamaño del universo se expandió hacia el campo visual hasta alcanzar el cielo... y en ese instante pude atrapar borbotones de felicidad, despertando con ello el deseo de comunicarlo a los que se sientan verdaderamente identificados con los patrimonios naturales, instituyendo una cadena de solidaridad nacional para transmitir al mundo entero el privilegio de tener en nuestro territorio tanta belleza.