No prometas nada
que finalmente eludirás
no seas lanza clavada a mi espalda,
yo jamás te pedí que rompieras
el vuelo de las mariposas,
Ni te columpiaras en
las arrugas del tiempo
Ni en la edad de los poemas,
tampoco en la palabra
doblada en la lengua
cuando quiere abortar el verso
que ansía nacer,
Da hoy cuerda al reloj del tiempo
haz que giren sus manillas,
Atropella su tic tac
y ante el verso, libremente puedas
hincar tus rodillas.
Stella
Todos los derechos reservados
Del poemario Gris sobre Gris