Las revelaciones de Wikileaks no habrían tenido el mismo impacto si no fuese por cinco diarios que asumieron la responsabilidad de procesarlas y difundirlas: The New York Times (Estados Unidos),
El País (España),
Le Monde (Francia),
Der Spiegel (Alemania)
y The Guardian (Gran Bretaña).
Los cables secretos que se conocen fueron difundidos solo después de que los revisó este grupo de periódicos.
Una vez más, la prensa mundial (los “poderes fácticos”, según la Revolución Ciudadana) provocó el enojo del poder político en su afán de informar a los ciudadanos; pero cabe felicitar también a los gobiernos de esos cinco países, que se han cuidado muy bien de acusar a esos medios de conspiradores y, mucho menos, sancionarlos.
Medios y gobiernos, en este caso, han demostrado su completa adhesión a la libertad de expresión.
Aprendamos de ese ejemplo.