un poema de raúl núñez
Son las siete de la mañana
y me lavo la cara.
Siento algunas gotas resbalar por mi pecho desnudo
y el agua hace que mi piel se ría.
Anoche he dormido en paz,
aunque prefiero no acostarme solo
porque de noche me gusta hacer el amor
y porque cuando me despierto
siempre tengo ganas de acariciar a alguien.
Mis bigotes están llenos de agua,
muchas veces se han mojado en alcohol
han olido a marihuana
han hurgado vientres de muchachas
pero ahora sólo hay en ellos agua.
Son las siete de la mañana
y no he de decirles nada a los hombres,
simplemente que me lavo la cara
y que mis ojos también están limpios.
No me he levantado temprano para ir a trabajar,
sólo quiero caminar un rato
y comprar el periódico en la esquina
y tomar una taza de café en un bar no demasiado caro.
Son las siete de la mañana
y salgo de la calle nada más que para ver el sol.