Mostrando entradas con la etiqueta Pedro X. Valverde Rivera. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pedro X. Valverde Rivera. Mostrar todas las entradas

Aplausos para Egipto

Pedro X.Valverde Rivera

No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante. Quien creía que este era un dicho popular sin sustento técnico, debería revisar bien los titulares de los últimos días.

Miremos por un instante el mapa del mundo. Tomemos como referencia a Oriente Medio: Manifestaciones en Túnez, Siria y Libia; protestas en Irán, Argelia, Jordania, Marruecos, Palestina. Y por supuesto, la situación más reciente que ha conmocionado el panorama mundial en estos días: la de Egipto.

Aquello que parecía no terminar nunca ha llegado a su fin: Egipto ha visto el fin de tres décadas de un gobierno poco popular.

Leyendo un interesante artículo de un experto en asuntos de Oriente Medio, me encontré con que los entendidos aseguran que toda esta inusitada rebelión popular, se debe en gran parte a que la población es mayoritariamente joven; lo cual los hace estar en una situación física y anímica que les permite (y tal vez hasta los obliga) a salir a las calles a defender su futuro.

Según un análisis efectuado por agencias internacionales de noticias en cambio, uno de los factores que más se repite “…y que puede ser crucial a la hora de animar a los ciudadanos a protestar es la voluntad de perpetuarse en el poder de los regímenes autoritarios republicanos, a imagen de las muchas monarquías existentes en la región”.

Todo esto, según los mismos expertos, unido al acceso de estos ciudadanos jóvenes e idealistas a las nuevas tecnologías, que tal como se comprobó en el caso de Irán y Jordania, fueron el medio idóneo para convocar a las calles a aquellos que no se animaban a participar. Increíble pero cierto... La juventud y el internet han servido para alzarse contra regímenes autoritarios que han estado en escena durante varias décadas.

Tal vez por eso el empeño de los gobiernos de controlar la educación, de manejar lo que se dice en clase y de imponer los ideales que marquen la agenda de los muchachos. Porque saben que quien maneja la educación, controla a la juventud; quien impone sus ideas a los estudiantes, puede hacerlos conformistas y mendigos de prebendas; y un país sin jóvenes independientes, luchadores y valientes… ¡está muerto!

Claro que nadie quiere guerra civil, ni protestas callejeras, ni balas ni motines. A nadie le gusta ser parte de los titulares donde hay muertos y heridos. Ni tampoco arriesgar a sus muchachos a perder la vida en las aceras. Pero la oposición más fanática de un tirano es un chico lleno de sueños insatisfechos.

Dolor y sangre cubren las calles egipcias estos días. Así mismo, dolor y sangre han pavimentado el camino a la libertad en Europa y América cuando ha habido necesidad. Pero no hay dolor más grande que estar preso de un mal eterno, sin libertad para pensar, con falta de trabajo, rodeado de pobreza e ignorancia.

Aplausos para Oriente Medio, donde podrá faltar cualquier cosa menos el orgullo de tener jóvenes educados, soñadores y valientes, dispuestos a jugarse la vida por su país y su futuro.
http://www.eluniverso.com/2011/02/04/1/1363/aplausos-egipto.html?p=1363&m=788

SOS Venezuela

Pedro X.Valverde Rivera
Con mucha pena vemos cómo en Venezuela se va consolidando el modelo tiránico y totalitario de Chávez, al puro estilo cubano de los años sesenta.
Es que luego de las dos derrotas que le asestó el bravo pueblo en las urnas, a pesar de la manipulación de las instituciones públicas, de la información, la persecución a los libres pensadores y todo el despilfarro de recursos públicos para conquistar a los más pobres, Chávez entendió que solo por la fuerza podría perpetuarse en el poder.
A eso le llaman en estos días “profundizar el socialismo”.
Es que “profundizar el socialismo” en Venezuela ha significado endurecer la persecución a los que piensan diferente, convertir el abuso de la fuerza pública y el atropello a las instituciones democráticas en políticas de Estado y desconocer abiertamente y con cinismo supremo los derechos humanos de todos aquellos que no están aliados con la revolución.
Hoy en Venezuela ya no hay libertad de expresión; tampoco derecho a la legítima defensa ni al debido proceso; la propiedad privada es un derecho en vías de extinción, salvo para los revolucionarios que por el contrario, cada día son más ricos y acumulan más capitales.
En ese ambiente y a pesar de los fusiles uniformados que protegen al “presidente”, muchos venezolanos libran una desigual batalla de resistencia.
Porque a pesar de los miles de millones de dólares que el comandante ha despilfarrado en limosnas para los más pobres, a pesar del discurso de división de clases, a pesar de todas las medidas demagógicas dizque encaminadas a nivelar la distribución de la riqueza en ese país, Venezuela está sumida en la más grande depresión económica y social de las últimas décadas.
La crisis no la siente el millonario empresario; muchos de estos ya viven en Miami o Panamá; se llevaron sus capitales y hoy tienen nuevos y prósperos negocios. Y los que aún quedan en Venezuela, o están por irse o siguen haciendo grandes negocios con la revolución.
La crisis la siente el ciudadano de a pie, como siempre; el que no tiene vehículo, el que no tiene trabajo, el que hoy come menos arepas con su sueldo; y el ciudadano medio, que para poder mantener a su familia tiene que vestir un uniforme rojo y recibir a la fuerza adoctrinamiento socialista en contra de sus principios, para no perder su empleo público.
Hoy Venezuela está luchando su última batalla; la que decidirá si esta tierra seguirá siendo la de todos los venezolanos, o se convertirá en la hacienda de Chávez y sus compadres.
Pero hoy Venezuela está más sola que nunca; en Estados Unidos, nuestro histórico hermano mayor, solo se escucha el eco de una voz solitaria en el Congreso que protesta.
La OEA no existe y su Secretario General, a lo mejor el más lamentable e intrascendente de su historia, anda más preocupado en proteger a Zelaya y en acolitar historias de golpes de Estado ficticios, que en asumir un rol protagónico en la defensa de la democracia y los derechos humanos pisoteados en Venezuela.
Y no me vengan con el cuento de la libre determinación de los pueblos; en un pueblo en el que las instituciones democráticas no funcionan, en el que no hay división de poderes y en el que el tirano manipula todo, no puede haber libre determinación, porque no hay libertades.
Fuente:  http://www.eluniverso.com/2010/12/24/1/1363/sos-venezuela.html?p=1354&m=2632