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Mellizos

Fernando Balseca
Si el ingenio cinematográfico hollywoodense hizo posible que Arnold Schwarzenegger y Danny DeVito resultaran mellizos –al encarnar a Julius y Vincent Benedict en el filme Twins–, en el reino impredecible y espectacularizado de la política el presidente Rafael Correa y el vicepresidente Lenin Moreno también pueden ser considerados mellizos, pues están fraternizados por el manejo del Ejecutivo. Los hermanos de la película –resultado de un experimento genético para lograr el niño perfecto– se ven separados en el nacimiento debido a que solo uno se ha beneficiado de los mejores rasgos de sus padres y el otro se ha quedado con lo menos deseable.
Julius (Schwarzenegger) nace grande, fuerte y sonriente; Vincent (DeVito) es pequeñajo, debilucho y llorón. No podrían existir en el planeta, pues, dos seres más disímiles; sin embargo, biológicamente son hermanos. Con este ejemplo se puede escrutar al Ejecutivo: las personalidades y posiciones del Presidente y el Vicepresidente, en ocasiones, son tan opuestas que es legítimo preguntarse cómo es que ambos se juntaron; no obstante, políticamente son hermanos. Los 84 minutos de la entrevista que esta semana el Vicepresidente concedió a Miguel Rivadeneira y Gonzalo Ruiz en radio Quito arrojan impresiones desconcertantes.
En esa charla, el Vicepresidente evidenció un gran alivio cuando acordaron no hablar de política; mencionó varias circunstancias en que su esposa lo acompañó en momentos clave de su vida; propuso que el humor es un paso crucial para superar el dolor; contó su experiencia sobre la centralidad del perdón; insistió en la supremacía de la amabilidad y la tolerancia; afirmó tener a flor de labios la expresión “discúlpame”; agradeció por el aporte extraordinario de la prensa en algunas campañas emblemáticas de su gestión; verbalizó su negativa a que se eliminen las corridas de toros; y sostuvo que la libertad de expresión le da una sensación de frescura al ambiente social y que preferiría una excesiva y mal llevada libertad a que no hubiera ninguna.
Por tanto, es legítimo saber si el primer y el segundo mandatarios se comunican con frecuencia y, si eso ocurre, qué efecto para el Ecuador produce ese contacto crucial: ¿qué importancia le da el presidente Correa a lo que piensa y declara el Vicepresidente?; ¿qué importancia le da el vicepresidente Moreno a lo que piensa y declara el Presidente? El Presidente y el Vicepresidente parecen consanguíneos de la manera en que Schwarzenegger y DeVito son mellizos. No se trata de que los mandatarios se copien las ideas y palabras para mostrar una armonía políticamente correcta, sino generalizar la realidad de que prácticas radicalmente diferentes entre sí, y a veces hasta contradictorias, pueden y deben compartir el poder.
El vicepresidente Moreno reconoció que el estilo del Presidente en los enlaces sabatinos causa resistencias, pero con firmeza y lealtad resaltó los valores y dones de su colega que, según él, pretende convertir esos enlaces en una escuela de Ecuador que dirija su atención a los habitantes más humildes.
¿Podrá el vicepresidente Moreno ser escuela para el presidente Correa; ser su maestro? Julius y Vincent, después de sobrevivir a incontables aventuras y peligros, al fin se reconocen como hermanos y empiezan a convivir en familia.
El presidente Correa debería aprender un poco más de su mellizo,
nacido del mismo parto político.