Decía José Martí, el gran apóstol de la independencia cubana, que después de libertador el más alto honor que puede alcanzar una persona en su vida es el de maestro o maestra.
¿Cuáles motivaciones tuvo este gran pensador latinoamericano para llegar a esta afirmación? Indudablemente las cualidades innatas que reúne una persona que se dedica al arte de enseñar. Enseñar es un arte y cuando se enseña una disciplina musical, es doblemente arte.
Solange Pereyra Barinas es una de esas personas extraordinarias de nuestro Municipio que ha puesto su empeño en enseñar el arte musical durante toda su vida. Pero no sólo se dedicó a enseñar, como si esto fuera poco, sino también puso su vocación al servicio de la promoción cultural desde varias iniciativas entre las cuales se destaca el Comité Organizador del Festival de Palos de Sainaguá, evento que se ha realizado durante 30 años de manera ininterrumpida gracia al esfuerzo de un grupo de ciudadanos y ciudadanas y de la Fundación Sol Naciente y que hoy constituye un patrimonio nacional tangible de nuestra herencia cultural afro-caribeña.
Deseamos expresar, en nombre de su familia, el agradecimiento eterno al gesto de esta prestigiosa institución educativa de realizar este hermoso acto homenaje a su labor como ciudadana ejemplar a su trayectoria cultural y artística, pero sobre todo, a su trayectoria magisterial.
Tomamos prestada una hermosa frase del insigne escritor y poeta Domingo Moreno Jiménes, quien durante su estadía en San Cristóbal, desde el año 1950 hasta el 1961, cuando fundó el “Instituto de la Poesía Osvaldo Basil” y quien llamaba cariñosamente a Solange como: mezcla de sol, y de ángel”.
40 años de entrega al magisterio desde el Liceo Musical Pablo Claudio y desde el Liceo Panamericano en Santo Domingo, y a la promoción cultural persiguiendo vocaciones y sueños de una juventud mejor, no es poca cosa.
Y esto adquiere más valor en un mundo que cada día va perdiendo valores cívicos y ciudadanos que adornaban las anteriores generaciones de entrega por una causa enaltecedora como es el arte a cambio de la esperanza de un futuro mejor para nuestro pueblo y nuestra juventud. Enseñar arte nunca ha sido rentable económicamente pero si lo es el capital emocional de las personas.
Y no podía ser de otro modo. “De tal palo tal astilla” dice el pueblo dominicano. Solange es hija de Doña Gracita Barinas, madre de toda una generación de promotoras culturales y que a pesar de haber vivido en una sociedad sojuzgada por una cruel dictadura, sobrevivió con su ejemplo vivificador para una juventud progresista, con deseos de libertad y que educó a tantos jóvenes como Secretaria del Instituto de la Poesía bajo la dirección de Moreno Jiménes.
Desde allí luchó por darle a nuestro pueblo un respiro libertario, con dignidad y decoro, en medio de aquel asfixiante momento histórico de nuestra República.
Ejemplo como este hacen falta para fortalecer nuevos paradigmas de una sociedad que ha ido perdiendo su esencia y que ha motivado al Instituto Politécnico Loyola a hacer honor a quien honor merece. Pero esto no es un simple cumplido sino un compromiso de la congregación de los hermanos jesuitas con su misión filosófica de confraternidad y de promover los mejores valores morales y trascendentales en la sociedad.
En este camino se encuentran la vocación magisterial y de servicio de Solange Pereyra Barinas con la misión y entrega de esta institución que prestigia a San cristobal en todo el país y el mundo que ha dado al país sacerdotes con tal nivel de entrega como el Padre Julio Cicero sj y otros tantos maestros y maestras meritorios por su labor educativa, académica y científica como Eugenio de Jesús Marcano, Doña Guarina Renville, etc.
Por eso retomamos las frases de José Martí y de Domingo Moreno Jiménes, que son el mejor concepto para definir a Solange Pereyra Barinas:
¡Maestra, mezcla de sol y de ángel!.
Sábado, 23 mayo de 2015.