CARNAVAL / FRADIQUE LIZARDO





El carnaval dominicano es una mezcla de costumbres y elementos que llegaron en forma dispersa y se fusionaron para darnos una explosión de sonido y color muy compleja y que se manifiesta en formas y fechas muy diferentes.

El meollo de la implantación de un carnaval de origen europeo llego asociado a la fiesta religiosa de Corpus Christi, donde se hacían representaciones religiosas-los autos y los misterios- y donde se presentaba el diablo como medio de hacer que el pueblo reflexionara en el castigo eterno.


Poco a poco el diablo fue saliendo del Corpus Christi e incorporándose a la celebración de las carnestolendas, avivando dicha fiesta que en alguna ocasión estuvo prohibida y censurada por la iglesia.



Pero esta no fue la única cosa que se cambio o se agregó al carnaval: vamos a ir viendo poco a poco, desde el inició hasta el final dl año, como se produjo todo.

El 28 de enero, a principios de la Colonia, se celebraba un carnaval de los estudiantes, con motivo del día del “Cíngulo de Santo Tomas”; poco a poco fue abandonado, aunque era una celebración muy activa en su época.

Los días de carnestolendas, generalmente a principios de febrero, son le carnaval más conocido en el mundo occidental, con una gama de celebraciones mas diferentes.

Es muy celebrado en ciertas partes del país, sobre todo en el Cibao, donde está bien enraizado.



En el poblado de Miches hay un carnaval muy particular el Miércoles de ceniza, donde los jóvenes del poblado se vistan de negro, se ponen una espada al cinto y hacen una serie de acusaciones que terminan a media tarde, cuando los grupos pelean entre ellos con sus espadas de madera.

El 27 de febrero es el Día de la Independencia y aunque era muy poco protocolar y fría, poco se llevaron a ella las máscaras de carnaval, que fueron bien aceptadas y ya el carnaval, en muchas poblaciones, solo se celebra dl 27 de febrero.



Desde luego, esta nueva celebración patria conllevo a que algunos pueblos, con el pretexto de que estaban calentando el carnaval, salieran cada domingo desde el Miércoles de ceniza hasta e 27 de febrero, lo cual se amplió luego a cada domingo de febrero, agregando al carnaval esta modalidad.

En llegando la Semana Santa, sobre todo en los últimos días, se hace presente en varios pueblos una celebración carnavalesca que difiera mucho de una población a otra. Estas celebraciones en localidades dispersas, tanto del norte como del sur, desarrollan manifestaciones muy fuertes en algunos caoss, como el pleito de cahuas y civiles, de Cabral, que tiene un impacto tremendo en quienes lo ven por primera vez, y que es totalemnete opuesta a la viejita Gui Moni, de Villa VAspquez, por ejemplo, mientras en otoros lugares hay manifestacines de origen afro indiscutibles, como los cahuas y las marimantas de hojas d eplatanos.



Entre las más originales de estas celebraciones el gaga una representación de misterios navideños de origen europeo a los cuales se les agregó música, instrumentos y danzas africanas, juntos con elementos del Vudú haitiano.



Constituye por lo tanto un elemento muy colorido con sus tajes de colores vivos y con una música y danzas muy frenética e incitantes.

Cuando llega la celebración del Corpus Christi, hay algunas modestas celebraciones de carnavales rurales, muy vigentes pero poco conocidas, aunque reflejen una unión bien estrecha con manifestaciones católicas.

Para la celebración del solsticio de verano, hubo un carnaval de fuego, con grandes fogatas en cada vecindario, y se agregaban a las fogatas los muebles viejos y una gran participación de la juventud con unos cuernos o reses, pero ya esta fiesta fue descontinuada.



Al acercarse la celebración de la Restauración, el 16 de Agosto, se le incorporan las mascaras, por un proceso parecido a la celebración del 27 de febrero, y se ha quedado como fiesta vigente.

Aunque fueron muy abundantes en una época, las fiestas carnavalescas co motivo de las celebraciones patronales, en algunos sitios se perdieron, conservándose en otros. En el mes de septiembre hay carnaval de patronales en Azua, con motivo de Nuestra señora de os remedios, donde salen diablitos durante unos días y diablos durante otros, y en Yamasá, el 24 de septiembre, sale una manifestación de origen afro muy digna de verse.

El día de San Andrés, 30 Noviembre, hay una gran manifestación carnavalesca que es nada menos que el carnaval de agua, donde se tiran agua, perfumes y otros líquidos menos nobles, como agua coloreada y polvos, y que ha tenido muchos altibajos, pues en ocasiones ha sido prohibida y luego resurge, pero el pueblo siempre la disfruta y es una fiesta vigente.

A fines de año, los descendientes de los inmigrante procedentes de las islas inglesas del Caribe, que reciben entre nosotros el nombre de cocolos, tienen un rico y coloreado carnaval, donde se encuentran elementos muy diferentes pero con una gran fuerza, ya que es una mezcla de elementos ingleses con otros africanos.


Todas estas celebraciones tienen que verse con la salvedad de que representan siempre una mezcla y una reinterpretación de elementos.

Por ejemplo, la técnica del papier mache fue traída desde Europa y permaneció durante algún tiempo en manos europeas, pero pronto paso a manos de artesanos criollos, fueran libertos o hijos de libertos, y estos pronto agregaron nuevas técnicas de decoración, enriqueciendo los modelos tradicionales con punteados, jaspeados, cuernos dobles, triples y múltiples, y además insertaron en las mascaras otros elementos como algodón, semillas, plumas, dientes de animales, hasta cambiar totalmente los patrones de la máscara europea que representaba a Mefistófeles.


En sus colores, en su música y en su expresión general, el carnaval dominicano es un collage del espíritu nacional que ama y siente la música, el fervor religioso y a la manera abierta y sana de conservar su alegría y sonreír siempre.

DOMINICANA. Sensaciones y colores de la República Dominicana. Amber Publishing. Fotografo: Giancarlo Lanzetti. 1995.