EN NAVIDAD APLIQUEMOS LAS BIENAVENTURANZAS



Marcial Báez

En este tiempo donde lo mundano con su aparatoso sistema capitalista distrae el verdadero sentido de lo que debería se la Navidad: celebrando que CRISTO nace en nosotros para vivirlo en todo el año litúrgico, profundizando en los personajes de Isaías, Juan el Bautista y la Virgen María, para tomar conciencia plena de que EL VIVE, les invito a que apliquemos las BIENAVENTURAZAS: las ocho bendiciones con que el Salvador dio principio al Sermón de la Montaña ( Mateo, 5 ) y cuya aplicación nos tiene asegurado el camino a la salvación :

Felices los pobres de espíritus, porque de ellos es el reino de los cielos.
Felices los mansos, porque poseerán la tierra.
Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Felices los misericordiosos porque alcanzaran misericordia.
Felices  los que tienen el corazón puro, porque ellos verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el reino de los cielos.

Raymundo Savard MSC, en una acertada explicación que hace de una de las mismas, nos presenta lo que muchos no quieren escuchar, donde la dejadez toma la delantera y la verdad desnuda retumba en nuestros oídos al  expresar que “somos haraganes. No nos gustan los esfuerzos prolongados. Buscamos soluciones fáciles. Quitamos la vida, engañamos, robamos en vez de buscar la unión y utilizar todas las fuerzas vivas de que pueda disponer la patria".

Es mucho más fácil robar y engañar que sentarse a conversar, más fácil que hacerle entender al otro que los bienes materiales tienen que ser útiles a todos los ciudadanos del país.

Es mucho más fácil quitar a una persona del medio que hacer los esfuerzos para que llegue a ser útil a la patria.

Es mucho más fácil cancelar a una persona que buscar la manera de entenderse con ella.

Es mucho mas fácil “ callar” a los que piden justicia que hacer justicia.

Es mucho más fácil amontonar riquezas que compartir con los demás.

Es mucho más fácil dar una limosna que pagar un salario justo. Más fácil organizar un baile  “ beneficio” que  ayudar a la gente a desenvolverse sola, sin ayuda paternalista.

Es mucho más fácil ponerse del lado de algunos fuertes y privilegiados que ayudar al gran número de los desfavorecidos.

Es mucho más fácil hablar de desarrollo que hacer que todos se liberen de ataduras que impiden ese desarrollo.

Es mucho mas fácil decir que el país progresa que trabajar para que el progreso llegue  a cada ciudadano.

Es mucho mas fácil hablar de orden y de paz que hacer los cambios que procuren la paz”.

Hagamos un esfuerzo, pensemos en nuestros semejantes para que unidos podamos llegar a Dios y El nos permita tener una comunidad mas progresista, donde los verdaderos valores morales y cristianos sean el estandarte de todos.


*El Periódico, San Cristóbal, R. D. Del 23 de diciembre al 10 de enero de 1996. Pág. 15.