Ligia Minaya
Denver, Colorado
Cada país tiene sus refranes y su diccionario personal
Dice Juan Báez Melo que los refranes constituyen una Biblia Popular. Así lo creo. En su libro pequeñito, pero muy interesante, pone 137 Refranes y sus significados, y dice que son aplicados a cada momento en nuestro diario quehacer. Y así es. Mire este: "A buen entendedor, pocas palabras bastan". Eso lo decimos cuando damos una pequeña explicación. Pues se supone que la brevedad con lo que contamos algo es para que una persona inteligente la entienda. Y me río, porque algunas veces que se dice instantáneo, efímero, hay quien no entiende y quiere una larga explicación. "Pero hasta las paredes oyen." "Porque nunca es tarde si la dicha es buena." Y a veces "hay que hacer de tripas, corazón. Y también es cierto que "hierba mala nunca muere", y ahí dentro, creciendo como la yerba mala están los corruptos. Pues para ellos "ojos que no ven, corazón que no siente." Y continúan aumentándose el sueldo ya que "por la plata baila el mono".
Y también es cierto, como dice el Diccionario de Dominicanismos, de Orlando Inoa, cualquier trabajo insignificante se paga con un "bojote". Ya que "asigún" se cuenta, estamos "atoitojaos", "atollaos", "atrabancaos", "aturrulaos" y nos tiene "atrincaos". La ciudad está llena de "baches" y pasamos un "bréjete" cuando el "brechoro" de la esquina nos "brujulea" por la casa para vernos con la poca ropa que llevamos. Entonces a ese "tísico", le gusta "mangonear" con el vecino "jabao" que tiene un "lobanillo" que aunque le sale por el "pichirrí", no usa "litargirio" para quitarse el "vajo". Por eso ella le dio una "tabaná" y le quitó el "surullo" cuando fue a ver al "ñoco" para curarle sus "ñáñaras". Y la "timba", casi al "trí", se le sale como un "truño" al beber un "triculí".
Estos son dos libros que "descocoté" con mi lectura y me dieron un "derriengue" que me "aventó" a "asillarme" en la "jamaca", y me dio un "yeyo" con la risa. Después llegó un "zagalejo", tan "zángano", a decirme "zoquetá" y estaba un poco "enú" y por eso le di una "galleta" y quedó como un "chopo". Bueno, ya usted ve cómo hablamos los dominicanos. Palabras que "son amores y no buenas razones" y en las que "pagamos justos por pecadores" y hacemos una "guángara" en una "guardería" con una "rabiza" al lado y una "raquiña" por otro. Y otras veces cometemos una "zanganá" sin darnos cuenta para después "zanquiar" a lo largo del camino. Pero "ombe" mire ese "cocorícamo", "sicote" en ambos pies y con unas "pantuflas" de cuero de borrego prieto.
Cada país tiene sus refranes y su diccionario personal. Aquí en Colorado, donde viven tantos mexicanos hay que preguntarles por ese idioma tan suyo. Lo pronuncian, muchas veces, de una manera tal, con tanta devoción o tanta rabia que uno, aunque no lo sepa, lo entiende. Es que el idioma español, al entrar por estos lados, se usó combinado con lo que decían los indígenas, y así vamos con un "pedigú" que nos hace iguales y distintos unos con otros. Ya ven ustedes cómo hablamos los dominicanos. Es que brotan del corazón, salen del alma y van cargadas de emoción.
www.diariolibre.com / SAUDADES/|22 jun|2013