Cacería de brujas e hiperculillo

Luis Chauvin H.
EL RASTRO PERDIDO
viernes 15/10/2010
La nerviolina en el recinto de Carondelet es de alto voltaje y ha desatado una cacería de brujas impresionante.
Se ha militarizado y se ha ‘excepcionalizado’ el Ecuador entero por si acaso asomen nuevos brotes de reclamos clasistas.
¿De parte de quién? Por supuesto, de los diferentes sectores que se sienten desprotegidos y sujetos (y hasta objetos) al capricho del ‘Gran Hermano’.
Un síntoma de aquella patología colectiva cuyo nombre científico es culillo doméstico es la suspensión de la muerte cruzada que, en forma desafiante, se anunciaba hace pocos días.
Los italianos y los montubios tienen sus propios justificativos para semejante temblereque.
Los italianos aseguran: “Ma vale cinque minuti di mariconi que tutta la vita morto”.
Mientras tanto, los montubios dicen francamente: “Es preferible que el letrerito diga ‘aquí corrió’ que ‘aquí murió’, ¿no?”
En la “altiva y soberana” Asamblea Nacional se cocina una lujuriante búsqueda de culpables del 30-S, pero no deben hacerse bolas ni los asambleístas traficantes de tierras predicar moral.
El primer culpable es el Brujo Mayor que vetó la Ley más consensuada de los últimos tiempos.
El segundo culpable es aquel borregón que corrió, saltó el enorme charco y regresó a toda prisa, una vez que se aprobó la norma por el ministerio de la ley.
La nerviolina, el temblereque y el culillo también llegaron a las cámaras íntimas de la Asamblea Nacional, luego de que algunas asambleístas aparentemente fueron vejadas por la Policía cuando juraban derramar hasta la última gota de su sangre (claro, en cómodas cuotas) por la democracia y por el hermano de Fabrizio.
Con razón (¡recórcholis!) la escolta legislativa de la Policía Civil fue militarizada. Ahora habrá que hacer enormes esfuerzos para civilizarla nuevamente.